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Conoce las alternativas para una piel joven sin pasar por el bisturí.
El ácido hialurónico es una sustancia producida naturalmente por nuestro cuerpo, que forma parte del sostén de nuestra piel. Tiene la función de regular la capacidad de absorción de ésta y determinar su elasticidad. El ácido hialurónico es una sustancia cristalina y transparente.
Sin embargo, con el paso de los años va disminuyendo su producción, por lo que el cutis se debilita y aparecen las temidas arrugas. A partir de los 30 años, las funciones de la piel empiezan a deteriorarse (y la regeneración celular se vuelve más lenta), por lo que a los 40 años nos queda el 50% del ácido hialurónico y solo el 10% después de los 60 años.
Generalmente se relaciona al ácido hialurónico con intervenciones quirúrgicas o procesos de inyección. Sin embargo, la industria dermocosmética se ha preocupado por ofrecer una alternativa no invasiva. ¿Cómo? Incorporando el ácido hialurónico como componente esencial de algunas cremas de uso diario.
Al aplicarlo nuevamente en la piel se obtiene un efecto rejuvenecedor, ya que los poros se afinan, ayudando a lograr un aspecto más vital y uniforme. Además, dado que su principio es natural, se puede combinar con otros tratamientos y así complementar el efecto de estos.
Uso Puro ácido hialurónico
- Los surcos nasogenianos.
- Los pliegues peribucales y las comisuras labiales (alrededor de la boca), en la línea de contorno de labios.
- Las arrugas del entrecejo, las patas de gallo.
- Las arrugas horizontales de la frente.
Uso agregados en crema en toda la piel